La desigualdad económica, dos caras de una misma moneda

La semana pasada en las instalaciones del Recinto del Pensamiento en la ciudad de Manizales se llevó a cabo el Seminario Macroeconómico Regional ANIF-2016, donde se habló de las perspectivas económicas nacionales e internacionales, en un año donde el panorama económico es reservado, según los principales analistas macroeconómicos. Actualmente, la situación económica internacional atraviesa un periodo de desaceleración y las principales economías del mundo (tanto desarrolladas como emergentes) no muestran síntomas de mayores mejoras en el corto plazo.

En esta coyuntura económica, donde generalmente se toma una visión cortoplacista de la evolución de las economías y las fluctuaciones de los principales indicadores macroeconómicos se convierten en las portadas de todos los diarios a nivel global, es importante rescatar el papel de la historia, ya que de allí posiblemente se encuentren las respuestas a las preguntas que hoy en día agobian a nuestras economías.

Angus Stewart Deaton, economista escocés y Premio Nobel de Economía en 2015, en su libro El Gran Escape. Salud, riqueza y los orígenes de la desigualdad (Fondo de Cultura Económica, 2015) habla sobre cómo el progreso y el crecimiento económico mundial permitió a millones de personas mejorar sus ingresos a través del tiempo, situación que se vio reflejada en un mejoramiento sin precedentes en la salud y la calidad de vida de las personas. De hecho, si se visualizan series temporales del PIB per cápita y esperanza de vida al nacer de diversos países en el mundo es posible constatarlo.

Deaton, asemeja este fenómeno a un “gran escape” del cual hicieron parte millones de personas a través de la historia, simulando un gran salto en los niveles de vida. Sin embargo, el autor también muestra, con cifras y argumentos, como ese crecimiento económico estuvo paralelamente acompañado de un proceso de ampliación en las brechas económicas y sociales entre los países y las sociedades al interior de cada país y, explica que la desigualdad económica actual en el mundo es un resultado directo del éxito económico de las naciones y que por lo tanto esta desigualdad es una cara de una misma moneda de la historia. Precisamente Deaton, afirma que los “grandes escapes” de la humanidad se caracterizaron por grandes proporciones de personas que fallaron en el intento, situaciones que llevaron posteriormente al incremento de dichas brechas. En palabras del autor: “El deseo de escapar siempre está ahí. Sin embargo, no siempre se cumple” (Deaton, p. 25, 2015).

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Ahora bien, ¿de qué sirve esta reflexión? En su libro, Deaton llegó a la conclusión de que una de las claves fundamentales del progreso económico fue el nuevo conocimiento, las nuevas invenciones, las nuevas maneras de hacer las cosas y, especialmente, el deseo y la inspiración de personas que soñaban con algo diferente a lo habitual. El concepto detrás de este argumento es fundamental para el desarrollo económico y se denomina innovación. 

En la actual coyuntura económica, caracterizada por estancamiento y desaceleración, donde las perspectivas de crecimiento y progreso son desalentadoras, es urgente que los países apuesten por políticas de desarrollo y planificación basadas en la innovación y el nuevo conocimiento. La concentración de esfuerzos en este tipo de procesos por parte de los diversos agentes en una economía sería una garantía para lograr el gran escape que necesitamos en las actuales condiciones de la economía mundial.

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